jueves, 19 de febrero de 2015

ANTOLOGÍA 2014: HIZO BIEN

HIZO BIEN

Cuando compré mi primer coche en España, llevaba apenas tres
meses en el país. No tenía carné de conducir español, pero sí el
que había obtenido en Cuba a inicios de 1990, válido por seis
meses en Europa. Discurría por entonces lo que se ha llamado
eufemísticamente “Período especial en tiempos de paz”. Traducido:
la crisis más profunda de la historia de Cuba, cuando desaparecieron
los alimentos de los mercados y se presentaron enfermedades por
avitaminosis que solo visitan a los países más pobres del África
profunda. A fuerza de derivar hacia las bocas de mis hijos las pocas
viandas que conseguíamos, descendí hasta los cincuenta y siete kilos,
lo cual, en mi caso, equivale a la impúdica exhibición del esqueleto.
Y esa foto de mi exoesqueleto era la que aparecía en el carné de
conducir cubano. Cierto día, a la salida de Jaén, me detuvo la policía
para un control rutinario, y solicitó la documentación. Al recibir mi
carné de conducir, lo examinó por ambos lados, miró la foto, me
miró a mí, volvió a mirar la foto, volvió a mirarme con insistencia,
como si sospechara una suplantación, y un minuto más tarde me
preguntó: “¿Cubano?”. “Efectivamente”. Echó otra mirada a la foto
del carné, tasó a ojo de buen cubero los diez kilos que por entonces
ya había recuperado, y antes de devolverme los documentos y
desearme buen viaje, preguntó: “¿Cuándo vino de Cuba?”. “Hace
tres meses”, le respondí. Su última observación fue lapidaria:
“Hizo bien”. Mientras me reincorporaba a la autovía supe que,
efectivamente, había hecho bien, no solo al evitar mi desaparición
física, sino al emigrar hacia un país donde había policías con sentido
del humor.

Luis Manuel García Méndez
Escritor, periodista y editor
(VIII Antología pág. 117)

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