lunes, 23 de febrero de 2015

ANTOLOGÍA 2014: NUEVOS COMPAÑEROS

NUEVOS COMPAÑEROS

Trabajaba en una empresa de reformas a la que llegaron dos chicos
sudamericanos, concretamente uruguayos. Sus nombres: Maxi y
Walter. Se incorporaban a la empresa para trabajar como albañiles
en la reforma de viviendas, principalmente en baños y cocinas.
Nuestro jefe también había emigrado en su momento a Argentina,
había hecho dinero y le habían tratado bien en un país que no era
el suyo. Ahora creía que era el momento de devolver el favor,
aunque yo pienso que estuvo muy bien su detalle de contratarlos.
Arreglar sus papeles y ponerlos como “trabajadores legales” fue
una misión colosal, casi un imposible, ya que la Administración
no ayudó mucho en estos menesteres, más bien puso todo tipo
de trabas, pero al final se consiguió y pasaron a formar parte
de la plantilla.

La aceptación por el resto de compañeros de la empresa fue buena,
pero en algunos trabajos se encontraron con personas que los
trataron como si fueran menos, por el hecho de ser inmigrantes
(ni que los españoles y menos aún los gallegos, nunca hubiésemos
emigrado). En más de una ocasión, se tuvo que presentar el jefe
en casa de algunas de estas “personas” (generalmente vecinos de los
clientes) para pararles los pies, ya que los chicos no hacían nada
por miedo a perjudicar a su jefe o a su empresa. El jefe les decía:
“Si tienen algún problema acudan a la empresa, bien personalmente,
bien por teléfono, no la tomen con los obreros, ellos están aquí
para trabajar”. Tanto Maxi como Walter se mostraban respetuosos
y no sabían por qué eran tratados así, estaban confundidos, igual
que nos sentiríamos nosotros si estuviéramos en las mismas
circunstancias. Aun encima de no estar en su país, en su vida diaria
y con su gente, quieren quitarles su confianza y autoestima, tratando
de menospreciarlos.

Rosa Mª Reboredo Gómez
Graduada en Artes Aplicadas
PANXÓN (Pontevedra)
(VIII Antología pág. 121)

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