EL ESTEREOTIPO DE LO
NUESTRO
En este país en el que urge que alguien cree unos
estudios superiores
oficiales de profesionales de la opinión gratuita, a la
que a veces
somos tan dados, existe un algo indefinible, que va
bastante más allá
del estereotipo que acostumbran a vendernos. Pese al
hecho de que
algunos se empeñan en no olvidar las tropelías del
pasado, y otros en
volver a cometerlas, al final siempre aflora una señal
que acaba por
devolvernos la fe en la tierra que habitamos.
Cuando parece que ya no hay solución de continuidad, y
siempre
por una desgracia, descubrimos que esa España tan
mediocre,
tan partida, y tan corrupta, no lo es tanto. En la
tragedia, dejamos
de ser españoles para volver a ser humanos. Dejamos de
lado las
diferencias, y somos capaces de ver más allá de los
colores para,
entre todos, ayudar a quienes lo necesitan. Nos volvemos
solidarios
ante la adversidad, y por un momento olvidamos que allá
en el siglo
pasado hubo una guerra fratricida que los libros, y
algunas personas,
aún a día de hoy se resisten a olvidar. España va más
allá.
Más allá del maletín, de las prebendas, y de la
adjudicación de
contratos digitales. Más allá de la mezquindad de algunos
pocos.
Más allá de todo eso, ocurre algo de cuando en cuando, que
nos
permite recordar que vivimos en un país con alma, en el
que la gran
mayoría de las veces, las personas merecen la pena, y
están muy por
encima de quienes las representan en las instituciones.
Miguel Ángel
Herranz Cano
(VIII Antología pág. 193)
No hay comentarios:
Publicar un comentario