MALINTZIN, DOÑA
MARINA
(Tus dos nombres,
tus dos glorias)
“… En ti se junta
España con la China,
Italia con Japón, y
finalmente,
un mundo entero en
trato y disciplina…”.
(Bernardo de
Balbuena, de la obra Grandeza mexicana)
Doña Marina, Malintzin,
tus dos nombres,
tus dos glorias.
Sé bella y habla.
Tú fuiste llamada la
Lengua,
la lengua que
comunicó dos mundos.
Su baluarte.
Lo primero fue el verbo.
Tú desmentiste para
la historia
el brutal dicho del
poeta francés:
“Sé bella y calla”.
Tú hiciste unión y
cultura.
Doña Marina, la Malinche,
la mujer que tendió
el puente de la
palabra entre dos mundos.
Doña Marina, la Malinche,
la primera
diplomática del Nuevo Mundo,
baluarte crucial en
hacer las Españas.
Doña Marina, la Malinche,
la amante de Cortés
crisol del
mestizaje,
gozne de lo que
toda cultura genuina es:
“… los otros todos
que nosotros somos…”,
sentencia el vate Paz.
Tu nombre se
recuerda
entre los escasos
nombres que restan,
de las mujeres
calladas de la tierra.
A través de
centurias,
siempre las
mujeres-masa,
las mujeres
silenciosas.
Aún retumba el gran
Tenochtitlán.
Ya apuntan las
semillas de tus hijos.
Se advierten crecer
en esta tierra
limpia por la
lluvia.
Alegre, dulce,
México.
Muerte es la
fiesta.
En la tierra del
sol,
la muerte es una
estrella rutilante.
En la tierra del
sol,
como resplandece la
nieve a la luz
sobre el negro
volcán,
brilla el alma de
la Malinche.
Mª Antonia García
de León Álvarez
MADRID
(IX Antología)
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