NUESTRA DAMA
Cabizbaja apresuró
su paso,
no era rotunda, ni
hosca,
era una dama de
antaño,
de las que ya no
queda ni el aroma,
ni el sinuoso
perfil de su dócil tallo.
Era una flor en un
sendero errado,
un sentimiento
rociado en la almohada,
un retazo de
historia confinado
y una lágrima
cristalizada.
Eso era ella a cada
paso,
en cada segundo
olvidado,
eso era ella, mi
tierra, mi canto,
mis memorias
ancladas y mi pasado.
Era una vela
perpetua en medio del océano,
el cobijo sin
prejuicios de la palabra,
la dama que todos
aman.
Eso era ella, ¡eso
es mi España!
Candela Morales
Capilla
HOSPITALET DE LLOBREGAT (Barcelona)
(IX Antología)
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