Son senderos bien
marcados, de huellas, risas, lamentos,
los que conectan
mis campos con el verde de tus huertas.
Son esas amplias veredas
las que transita mi alma,
desde mis recios
olivos hasta tus viejas higueras.
Son esos largos
caminos a los que en sueños refiero,
esos mismos que,
despiertos, soñaron grandes poetas.
De Andalucía al
Levante, enlazando dos Españas,
como una suave caricia,
mi tierra besa tu tierra.
Y entonces yo me
imagino que soy Federico, y siento
que la luz de tu
presencia me ilumina, a mí se acerca.
Quisiera arrancarle
versos, inspirados, a la nada
tan muda como, en
tu nombre, se escribe esa misma letra.
Sobrevuelo casas
bajas, bancales, tierras adentro,
sobre altos
acantilados van flotando las arenas
desde las playas
cercanas a huertos sedientos de agua
que escasamente,
del viento, protegen altas palmeras.
Presiento el gran
resurgir de ese amanecer repleto
de sol implacable,
fiero, astro que todo lo quema,
que con fuego
hirvió la sangre, y removió las entrañas
de este país y sus
gentes, con sus alegrías y penas.
Desde tus lomas
peladas oteo el azul firmamento,
y al bajar la vista
pienso un mar en calma, brisa fresca,
con el mismo olor a
sal de mis tempranas mañanas
junto a esa costa
que, a ambos, de niños nos vio de cerca.
La ignorancia de
unos pocos quiso enterrar nuestros cuerpos,
mas hizo emerger
las almas, y con ellas sus quimeras.
Cañones, hierro
forjado, tras las frías, ciegas barras,
no mataron nuestro
arte, ni ocultaron la leyenda.
Más libertad ya no
cabe en mi libre pensamiento
de la que tú me
transfieres, Miguel, tal como eras,
como un rayo de
coraje, valentía y esperanza
para que acaben el
hambre, la miseria y toda guerra.
Diego Fernández
Simón
Seudónimo: Dyfos
Ingeniero técnico
en Informática de Gestión por la Universidad de Alicante
Analista
programador informático. Diseñador web
(VIII Antología)

No hay comentarios:
Publicar un comentario