viernes, 17 de junio de 2016

ANTOLOGÍA 2014: QUIJOTES DE LA PALABRA




QUIJOTES DE LA PALABRA

Los poetas no son más que polvo de humos,
una estrategia desmesurada del andar peregrino, errante.
Carecen de norte, de sur, de cualquier indicación del destino, carecen de la palabra precisa,
de la armonía del alma, que se derrocha en el incipiente paso del desdén.
No es posible cerrar la puerta y aminorar sus huellas, los poetas no pueden más que enmascarar el dolor, para hacerlo eco, para hacerlo carne, letra o simple tempestad que limpia las heridas.
Los poetas se han negado al mutismo y han de morir en la palabra,
como hierba que florece en tiempos inciertos, como gota en el rocío, que no conocerá el alba.

Los poetas han levantado los brazos, han levantado la voz, han aminorado el cuerpo,
su equipaje yace perdido en la utopía del sueño, se han sometido al destierro de las letras inacabadas.
El abandonarse al mundo implica, desperdigar el alma, la esencia,
y despojarse, del orgasmo silencioso que otorga la palabra.

Cuesta vida el despilfarro de letras a media voz, atrapado, el grito desgarra la garganta.
La lucidez es muerte inexorable de la palabra,
no hay barcos de papel, no existen mundos por conquistar,
no existen caminos iluminados por quijotescas cimas, ni sueños anclados a la ilusión.
Desmigajados en el incontrolable eco de las carencias ancestrales, permanecen
los desahucios del idioma, los días y las horas vanos.
Mundanas utopías llevan los poetas en su voz,
solo son despojos, sombras de un amanecer oscuro, sembrado por la niebla de un lento despertar…
solo son seres inacabados, sin la lucidez propia de quienes actúan cual robot.

Mónica Arango Rincón
Magíster en Culturas y Literaturas Comparadas por la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina)
Gestora Cultural (Universidad Nacional de Colombia)
(VIII Antología)

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