miércoles, 13 de julio de 2016

ANTOLOGÍA 2014: AVE FÉNIX




AVE FÉNIX

España, país excelso de raigones profundos, como hilazas de acero. Fuiste leño y ya eres bosque por las praderas del universo. Atrás quedaron las fronteras angostas con aroma a pueblo creyente de sacristía y taberna, a sumisos obreros bajo el peso de una pena antigua sujeta a la mordaza del Sindicato Vertical.

De ti nacieron tímidos pimpollos con el alborozo de las buenas noticias y ese temor a la escarcha tardía. Adelante el verano, bajo un círculo de sombra que hacía grandes las tardes de agosto, tus hijos, recién barnizados, aunaban esfuerzos por hundirse en la greda, por crecer blandamente, sin molestarse, compartiendo suelo. ¡Qué orgulloso estabas!

Decorados de verde esperanza descubrieron que podían llegar al norte o extender sus semillas por el mar Mediterráneo. Más allá de ríos y lindes otras geografías ofrecían su saber y su pan. Pujantes arbustos cuya savia se nutría con leche y miel de los salmos prometían un futuro de espesura compacta, de cepas clavadas en noble tierra española. El desaire parecía alejado, sin embargo, por el follaje difuso asomaban tallos osados atropellando la equidad de la campiña.

Regiones secesionistas henchidas de un fervor irracional que desprecia al diferente, en nombre de la cultura separadora, amenazan con desbaratar la soberana nación de España.

Iberia del pueblo griego, Hispania con los romanos, península occidental de Europa, no doblegues la testa humillada. Resurgirás invicta de tus propias cenizas como el ave fénix.

Los que te queremos y, somos muchos, asistiremos al milagro de tu resurrección.

Carmen Fernández Pérez de Arrilucea
Auxiliar de Enfermería jubilada
VITORIA-GASTEIZ
(VIII Antología)

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