CORNEJAS Y CORCELES
… Cuando salen de Vivar el Cid y
Álvar Fáñez con sus tropas, desterrados, y ven la corneja a su diestra, intuyen
que los malos agüeros planeaban sobre ellos amenazando con cernerse en su
contra. Pero, cuando al ir a entrar en Burgos, el ave se les pone a la
izquierda, les queda desvelado que la negrura de esos malos agüeros podría
llegar a taparles el sol desde los orientes hasta los occidentes de sus vidas,
ennegreciendo por completo sus destinos…
Mueve entonces Mío Cid los
estandartes de dignidad y brega que son sus propios hombros, y sacudiendo su
melena de león rey acosado, le dice profético a su fiel primo hermano (que
nunca lo abandonó y siempre luchó a su lado): «¡Ánimo, Álvar Fáñez, ánimo, de
nuestra tierra nos echan, pero volveremos a ella convertidos los malos agüeros
en simples recuerdos inanes! ¡Volveremos, cargados por completo nuestros
airosos corceles de honra! ¡Volveremos, victoriosos de guerras veras y de
deshonras vanas!».
Federico Sánchez Alcolea
Licenciado en Filosofía y Pedagogía
Profesor jubilado
MADRID
(VIII Antología)
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