lunes, 4 de junio de 2018

ANTOLOGÍA 2017: LAS MALETAS DE CARTÓN




LAS MALETAS DE CARTÓN

La decisión de hacer las maletas, dejar a la familia, partir a «facer Españas» y labrarse un porvenir no fue fácil. Ahorrar para un coche, un tractor o las primeras letras de un piso eran sus aspiraciones. Y volver, volver un día a España.

En los sesenta, el viaje era muy largo e incómodo, duraba dos días en autocar o ferrocarril. Los asientos de madera del tren carecían de calefacción y parecían destinados más bien al transporte de ganado que al de seres humanos. La indumentaria típica era modesta: ropa de pana, calzado de albarcas y boina. Los había pobres de necesidad, con apenas una caja o una bolsa como equipaje, aprovisionados con botijo o un capacho lleno de patatas. La sensación que producían estos campesinos, en su mayoría, con varias maletas de cartón anudadas con una mísera cuerda y pertrechados con singulares provisiones alimenticias, producía una mezcla de indefensión y fatalismo.

Aunque las maletas de ahora sean ligeras y tengan ruedas, pintan una cruda realidad. Son las mismas, repletas de frustración, que alejaron a tantos de nuestro país. Miles de jóvenes se van, hoy día, de España, en busca del futuro que se les niega en un país, vedado a los sueños, como les ocurrió a nuestros abuelos cuando emigraron.

Cargar una maleta llena de ilusiones y de lucha es una experiencia, un viaje insólito que no se compara con nada. El hogar cabe en una maleta, incluso de cartón, a una cuerda abrazada. Y, en el fondo, casi todo lo que puedes tocar con las manos es reemplazable.

Óscar Gómez Calvo
Licenciado en Filología Alemana
Informático, cuentista y escritor ocasional
VALLADOLID
(XI Antología)

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