EL AULLIDO DEL SILENCIO
De repente suena la sirena de la fundición y, aunque ya tendría
que haberme acostumbrado a ese zumbido penetrante, que corta el aire, recorre
la ciudad y atraviesa raudo los vanos de las ventanas ojivales de las torres de
la catedral, cual si fuera el aullido lanzado por una gárgola de boca
desencajada y cabeza disforme, siempre me sobrecoge como si lo oyera por
primera vez. En mi habitación del asilo de ancianos se quiebra el silencio y,
viejo poeta de la vida, presiento que el rugido de la sirena anuncia la llegada
del ladrón del agua de la clepsidra.
Ana González
Menéndez y José G. Villafañe
Filósofos,
lingüistas y escritores
MADRID y ASTURIAS
(X Antología)
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