POLVO Y LUCERO
(Juan, mi amigo del alma, nació al
cielo, y según sus últimas voluntades, sus cenizas fueron depositadas, con amor
y recogimiento, por su gran amigo Bernardo, bajo el ciprés más cantado de España).
Sola
en este ombligo de piedra
donde respiran los
restos
de tu traje
terrenal
efluvios de
gregoriano
aromas de ciprés
fragancia de
alabanza
vuelo
golondrina veloz
hacia tu alma
dada a luz eterna.
Tú
no estás
bajo esta tierra
potente
raíz
que crece
penetrando el limo.
Cabalgas a lomo del
viento
tiemblas en la gota
del rocío
centelleas en la
escarcha
que cubre la
pradera
vestida de
invierno.
Eres capitel y
barro
que canta bajo mi
pie
feliz el tacto de
la arcilla
fecunda.
Tan presente
dentro de la cueva
a oscuras
de tu ausencia.
Eres polvo y lucero
flor y espuma.
Eres hogaza bendita
racimo de uvas
promesa de
vendimia.
Eres puerto seguro
en los corazones
que supieron el
sabor
de tu amor.
Sigue… sigue…
multiplicándote a
lo infinito
disfrazándote de
arcoíris y perfume
evanescente
habitando las luces
y las sombras
del cosmos.
Sigue anidando
en los corazones
donde te anclaste.
No estás ausente.
Eres presente.
Te has hecho
eternidad
dentro de la casa
del Padre.
No te olvides de
nosotros
que vivimos a ras
de tierra
con ansias de
infinito.
Tu voz de alma
unida al trinar
de los gorriones
del ciprés
a la cantinela de
los monjes
acaricia el
terciopelo
de mi morada
interior
en aquel silencio
sonoro y fecundo
que levanta mieses
pinta ocasos
siembra fragancias
de rosas
en las tapias
mustias
de mi corazón de
golondrina
que te evoca
y cincela un canto
de alegría y amor.
Marie-Odile de
Gisors
VALLE DEL LOIRA
(FRANCIA), pero española de corazón
(X Antología)
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