ME DUELES, ESPAÑA
Me dueles, España.
Me dueles cuando me dices que hoy te estás rompiendo un poquito. Me dueles cuando
me cuentas que todo te empieza a dar igual. Me dueles porque te veo desgastada,
inquieta, algo marchita, y a duras penas sé cómo arreglarte.
No sé cómo
explicarles a mis hijos lo que se siente al verte así. No sé cómo contarles que
esto no eres tú, que la fuerza y la vitalidad que hoy se agachan detrás de tus
piernas, cual niño pequeño inocente y tímido, fueron otrora el estandarte que
abanderaba tu causa.
Hace no mucho
sentía la necesidad de acurrucarme en tus brazos, de sentir la satisfacción de
pertenecerte, de mirarte directamente a los ojos y saberme poseedor de un
afortunado designio. Hoy, a sabiendas de que lo propio no nos garantiza la
tenencia de lo nuestro, me veo abocado a mirarte de reojo, manteniendo, eso sí,
la seguridad que da la experiencia.
Mis antepasados te
construyeron con un fin común: perpetuar lo que nos permite existir, sobrevivir
y perdurar en el tiempo. Anclar a tu tierra los cimientos de una estructura
homogénea y nuestra, más que de nadie, nuestra. Y alcanzar el convencimiento de
que querer estar contigo es proclamarte con orgullo allá por donde vaya. Sin
temores estúpidos ni arrepentimientos.
Me dueles, España.
Y no sé cómo arreglarte. Dicen que no eres una, que eres muchas distintas,
indescifrables. Pero yo no lo creo. Creo de verdad que la reminiscencia de
nuestros antepasados no son simples evocaciones del pasado. Son mucho más: son
el anhelo de un pueblo que quiere caminar unido en distintas direcciones para
llegar a un mismo fin. España, a tu lado, lo más lejos. En tus luces y en tus
sombras. En tu nombre o en el de mis hermanos. Pero siempre a tu lado.
Me dueles, España.
Pero intentaré arreglarte. Y si no lo logro, prométeme que no te rendirás. Mis hijos, que son los
tuyos, lo seguirán intentando.
Reyes González
Simón
Licenciada en
Periodismo
MADRID
(X Antología)
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