NOSOTRAS
TAMBIÉN FUIMOS
Pocos recuerdan nuestros nombres,
pero nosotras también fuimos. Llevábamos prendidos en los ojos los colores de
un cielo que no volveríamos a ver y en los bajos del vestido los restos de una
tierra que no volveríamos a pisar. Se quedó en el puerto de Cádiz la palabra
que hasta entonces nos había acompañado y dejamos de ser prostitutas, señoras,
monjas o plebeyas. Desde entonces fuimos solamente mujeres.
No aparecemos en los libros de historia,
pero también fuimos. Mientras el barco se alejaba de la costa, prometimos no
dejar que el olvido engullese el recuerdo de nuestra patria y cuando ellos
decían orgullosos: «Vamos a “facer Españas”», sonreíamos. Solo nosotras
sabíamos el secreto. Un país no es solo un territorio, es mucho más. Es el
saberse unidos por lazos invisibles que no atan ni las armas ni las leyes.
Ellos podrían conquistar la tierra, pero nosotras ataríamos sentimientos con
nudos aprendidos de nuestras madres. Nudos que ni la distancia ni el tiempo
pudiesen desatar.
Fabricamos, para ello, cunas en
las que mecer historias que hablasen de sonrisas, de abrazos al son de una
guitarra, de besos en la frente y de ese Dios único que vela nuestros sueños;
cantamos nanas con sabor a vendimias de otoño y siegas de verano; vestimos con
palabras los corazones de nuestros hijos y de los hijos de las gentes que allí
habitaban y a pesar de todo lo innombrable, de rotos y descosidos, día a día,
siglo a siglo, tejimos una manta con la que arroparnos todos juntos.
Pocos recuerdan nuestros nombres,
pero nosotras también fuimos.
Marta Sánchez Valdenebro
Nacida en MADRID, reside en Fuenlabrada
Licenciada en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid
Ganadora de varios certámenes literarios de poesía, relato corto, cuento
infantil y cartas de amor
Dedicada al cuidado de su familia
(XII Antología)
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