AMANECERES
SUPERPUESTOS EN LA CIUDAD
Si
ya se me presentaron no pocas reapariciones sociales durante mi reactivación
laboral de verano, cambiar de año y de estación no cambia el fondo de esas
percepciones. Un día de este invierno, casi primavera ya por calendario y por
inestabilidad meteorológica, se produjo uno de esos reencuentros con cruce de
capítulos, tramas y protagonistas reales de toda realidad. Yo iba de camino a
una nueva jornada de trabajo temporal y ella salía de la suya, las calles del
país que madruga siempre acaban por cruzarse en algún punto. Pese a salir del
turno de noche, andaba más despierta que yo. Al menos fue ella, María, quien me
vio. La escena siguiente fue instantánea y entrañable. Un saludo efusivo por no
habernos vuelto a ver desde el trabajo coincidente del verano, la simpatía
mutua, la intención de vernos con más tiempo y ponernos al día con lo
particular. En la semana que coincidimos trabajando tuvimos ya constancia de
ciertas afinidades que posibilitaron todo eso. María, gran lectora, se interesó
por mis publicaciones y colaboró adquiriendo un ejemplar de Cuaderno
andaluz para ella y otro más para regalar, qué tradición más buena y
amenazada de obsolescencia inducida, la de regalar libros. No me extrañó, por
tanto, que María saliese de su turno de trabajo con un libro bajo el brazo,
blanco y en botella su empeño lector, aun en la noche. Me sentí confortado para
seguir trabajando a retales, para seguir escribiendo contra viento y marea,
para seguir recapitulando mi vida a mi manera. Madrugar a veces tiene esos premios
y estos consuelos. Que nos dure.
Raúl Castañón del Río
Técnico especialista en Hostelería y Turismo
Escritor y coordinador de narrativa de la Editorial Dalya
Web: www.raulcastanon.es
(XIII Antología)
Técnico especialista en Hostelería y Turismo
Escritor y coordinador de narrativa de la Editorial Dalya
Web: www.raulcastanon.es
(XIII Antología)
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