
FEDERICO ME SALVA
Soy un
prisionero privado de la belleza, sin cuaderno ni la copia antigua del «Pequeño
vals vienés». Mi país parece una isla oscura y azarosa, sin lazos ancestrales,
llena de mentiras, hambre y estallidos. La lengua materna reducida a gritos
atroces y delirios sin futuro. Ya no importa linaje ni crisol ni el legado de
los poetas.
Colón
fue salvajemente degollado. La patria vuelta cenizas con sus letras y molinos
extraviados. El despotismo imparte reyertas a lo hermoso, mientras sepulta a
los Siglos de Oro y desfalca la herencia hispana. Ya sin versos seremos solo un
reguero de cruces.
Hoy
frente al mar y con llanto, le escribo al faro de Granada y retorno en un barco
de nácar el sentir de mis genes, mi pequeño abecedario andaluz y una nueva
bandera bordada por las madres huérfanas, quienes destiñen el horizonte de
tanta sangre y naufragios.
Vivo
disputando a cada día
la
belleza incrustada bajo códigos secretos.
Es una
pugna desigual
mi
ciudad se ha vuelto disparos y residuos
aún
así me enardece los sentidos
releer
esta tarde al granadino
como
si un manojo de flores violetas
se
abriesen a las cinco en punto de la tarde
para
vencer al infame asfalto
y
tomar de la brisa clandestina
su
aliento de libertad.
Respiro
mis letras favoritas,
son
escudo y herencia contra el fascismo,
me
arrebatan del infortunio y la debacle.
Federico
viene una vez más
y me
salva con las viejas luces de Hungría,
está
aquí y tiemblo,
sus
poemas desnudos, perennes y oceánicos
me
susurran las heridas de su tierra y la mía
mientras
alucino la ruta secreta que duerme bajo el mar,
quiero
oler su Granada natal,
buscar
el calcio de sus huesos líricos,
pretender
los resquicios donde aun debe vibrar
el
aliento amoroso de toda Andalucía.
Se
ilumina la noche de puñales y gritos,
me
parece ver los chispazos
que a
Federico y a mí nos han iluminado.
Omar Barrios
Castilblanco
Licenciado en
Psicología. Postgrado en Asesoramiento Familiar
Psicólogo clínico
CARACAS (Venezuela)
(XIII Antología)
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