CANTOS DE SIRENA
El fulgor metálico de las luces de neón que alumbran el frío aeropuerto nubla mi vista, ya túrbida por las incipientes lágrimas que afloran por los bordes de mis ojos.
Camino con paso dubitativo y temeroso por la anodina terminal, y el sonido de mi caminar va dejando ecos de un pasado forjado con el calor de abrazos y besos. A medida que avanzo entre los puestos de facturación, me alejo más y más de un ayer pleno de júbilo, de cariño, pero también de asfixias, de estrecheces y me aproximo más y más a un mañana que se vislumbra rebosante de incertidumbres, de añoranzas en la distancia.
En una mano porto una maleta repleta de recuerdos y en la otra llevo cantos de sirena de un supuesto devenir colmado de abundancias. Es un pesado equipaje para un viaje de dudoso retorno.
Me escoltan en mi despedida mi padre, que oculta su pesar tras la negrura de unas gafas de sol, y mi madre, que se balancea a mi lado aferrándose a un arrugado y humedecido pañuelo de papel. Nuestra cadencia lastimosa parecía querer congelar el tiempo, un vano intento de retrasar al máximo el temido adiós. Cada minuto que se nos escurre entre las manos me acerca al instante de echar a volar, al momento de poner un océano de por medio entre mi crepúsculo pasado de fotos en familia, de risas al sol, de domingos de festín y mi nuevo y nubloso amanecer.
En medio de ese torbellino de desasosiego, lucho por evitar escupir las palabras de desazón que trepan por mi garganta: «No estoy listo para conquistar nuevos confines, soy demasiado joven para “facer Españas”».
Una mano afectuosa se posa en mi hombro, un cálido abrazo enmudece los gritos de pavor, las lágrimas de un beso de despedida iluminan el horizonte. Alma errante nunca peregrina sola, los latidos del corazón siempre la acompañan.
Sergio Aguilera
Periodista y escritor frustrado, no siempre en ese orden
Alterna su residencia en MADRID con sus travesías por el mundo, en las que se aventura a realizar su mayor pasión, la literatura de viajes, para único disfrute de familiares y amigos
«Cantos de sirena» supone una de sus primeras participaciones en certámenes literarios y su primera inclusión en una antología
(XIII Antología)
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