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miércoles, 9 de diciembre de 2020

ANTOLOGÍA 2019: EL EMIGRANTE

 



EL EMIGRANTE
 
Isaías no ganaba más de quinientas pesetas a mediados de los sesenta. Tenía veintiún años, una posguerra en las retinas y callos en las manos de recoser España. Desgastaba las suelas de sus botas remendadas en los pinares de Segovia. Era resinero de día y hambriento de profesión. Sus sueños duraban lo que tardaba en secarse el sudor de su frente. En alzar la vista al cielo y comprenderse tan pequeño.
 
Por entonces tenía una novia, de ojos cándidos y piel morena, a la que juró que volvería cuando un amigo le habló de Alemania. De ser su propio dueño y de ganar dinero fácil trabajando en una fábrica. Isaías lloró por su madre. Pero estaba harto de maldecir cada mañana al país que le había visto nacer pobre. La decisión estaba tomada.
 
Partió un diciembre especialmente frío. No olvida los asientos de madera de aquel tren que cogió en Atocha, ni el que no tuviera calefacción. Nada más pisar suelo germano se sintió un intruso dentro de su propio cuerpo. Y una intuición, vestida de escalofrío, le atravesó la nuca. Se arrepintió súbitamente. Pero qué pensarían de él si daba marcha atrás.
 
Comenzó así su tediosa rutina. Un día sucedió a otro y, sin darse cuenta, la vida le usurpó catorce años en los que no aprendió el idioma, pero conoció a una joven con quien, sin querer, se casó. Ni el día de su boda fue feliz. Años más tarde acabó admitiéndole que no la amaba, pero quién puede juzgar a un alma rota en tiempos de soledad.
 
Regresó a su pueblo en enero del 78. Franco había muerto. También su madre, a la que no pudo despedir ni por carta. Ni rastro de la chica que bebía los vientos por él años atrás, tan solo un par de viejos amigos que pasaron a ser conocidos. Volvía a sentirse solo, pero esta vez sus lágrimas eran de felicidad. Su patria, a la que tanto había odiado, le había devuelto las ganas de vivir. Y corrió, corrió hacia el único lugar donde realmente había sido libre. Solo los pinos le devolvieron todo lo que el destino le había robado.
 
    
Daniel Somolinos Pérez
Periodista en el diario El Mundo
www.instagram.com/daniswood
(XIII Antología)
 
 


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