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miércoles, 16 de diciembre de 2020

ANTOLOGÍA 2019: EL EQUIPAJE

 



EL EQUIPAJE
 
Siempre esa misma fecha. Aquella que para tantos niños era un día especial, para él quedó marcada en el calendario no como el principio de un nuevo año, sino como el inicio de la soledad y la añoranza. El 24 de septiembre, como cada año, su madre le hacía la maleta entre sollozos y desaires del pequeño, en un vano intento de quedarse en su casa, donde se sentía fuerte y seguro; en lugar de alejarse otros eternos diez meses, que se hacían un océano de distancia imposible de cruzar.
 
Con más dolor que él, su madre, sonriente y benévola, lo calmaba: «¿Es que no lo ves? Has venido a este mundo para ser alguien más. Tienes que salir y “facer España”, hijo». Y así, aún sin entenderlo, ese cántico maternal con el que se despedían, era su único aliento en las duras noches de invierno en las que los brazos de su madre ya no estaban para calmarlo.
 
Con el paso del tiempo, las penas y los llantos cesaron, pero no así los viajes, arropados siempre bajo ese mantra maternal que se convirtió finalmente en su único equipaje necesario. Quizá por azar, quizá empeño de aprender y entender aquella frase, ese niño acabó convertido en maestro, como le gustaba que lo llamasen los pequeños para los que él era ahora su calma y abrigo.
 
Así, viajando por recónditas comarcas y valles olvidados, empezaba cada curso un nuevo año para él, rodeado de desconocidos entre los que acabó encontrando su lugar. Algo inexplicable para sus pupilos, quienes le repetían el mismo interrogatorio: «Pero, maestro, ¿por qué vivir tan lejos? ¿Es que no hay escuelas o niños de donde usted viene?». Una pregunta que respondía con la sonrisa de la experiencia: «Porque “facer España” es conocer y vivir, es entender y respetar, es en definitiva convivir; y solo cuando está uno lejos del hogar, puede entenderlo y hacerlo comprender al resto».
 
    
María G. C.
(XIII Antología)
 

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