HERMANOS DEL
ALMA
Sentada
en el banco de piedra, con un libro en las manos y los rayos de sol filtrándose
por los arcos del claustro, vemos una mujer de gracia corporal y belleza de
espíritu inmersa en la lectura.
Es
Florentina, la abadesa del convento de Santa María del Valle. Tiene una vasta
cultura que le transmitió su hermano Leandro. Domina latín y griego como su
lengua materna y su fama de mujer ilustre de la orden de san Benito traspasa
fronteras. Influenciadas por ella, muchas jóvenes decidieron tomar los hábitos
y ofrecer a Dios una vida contemplativa. Su gran formación les permitió en
algunos casos, acceder a la escritura, la música y la medicina.
Hoy
la abadesa recibirá a su hermano Isidoro, obispo de Sevilla, por el que siente
debilidad. Huérfanos de padres, Leandro y ella educaron y cuidaron a los tres
pequeños.
Sonríe
recordando aquel día que vio un enjambre de abejas invadir la cuna del pequeño
Isidoro, dejando en sus labios restos de miel, auspiciando la dulce y
sustanciosa enseñanza que un día saldría de sus labios.
Una
novicia interrumpe su pensamiento y anuncia la llegada del obispo de Sevilla. Florentina
se levanta y lo abraza. Su hermano le dedica una sonrisa beatífica y le entrega
De
fide catholica contra iudaeos, lo ha escrito para facilitarle sus
reflexiones sobre dogmas impíos contra la fe católica.
El
obispo regala al monasterio una copia de sus Etimologías. Junto
al agradecimiento se observan caras de curiosidad. A más de una le gustaría
disfrutar ya de los conocimientos de la summa.
En
el refectorio comparten comida monacal. A los postres, Isidoro las sorprende
recitando Laus
Hispaniae. Con emoción brindan por la provincia del Imperio romano
convertida en reino soberano de su destino.
La
abadesa en su celda escribe su vivencia y apaga la vela.
Marian
Oller Veloso
Licenciada en Derecho
Antologizada en Premios Orola desde 2017
(XVII Antología)
Licenciada en Derecho
Antologizada en Premios Orola desde 2017
(XVII Antología)
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