«… Le
pesa Hispania como todo deber, pero la muerte es una pluma al vuelo. Aires prendidos en telarañas
ahogan el brillo de reinos y el talento del hombre. El Señor prueba a su
tripulante con el óbito fraterno y él responderá con rumbo certero ante la
canónica catedralicia sevillana sin tifones que dupliquen el coste del desafío
por cumplir…» (pág. 32, Luis Fernanda Rodríguez, «El mapa de los vientos»).
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