«… Es Florentina, la abadesa del
convento de Santa María del Valle. Tiene una vasta cultura que le transmitió su
hermano Leandro. Domina latín y griego como su lengua materna y su fama de
mujer ilustre de la orden de san Benito traspasa fronteras. Influenciadas por
ella, muchas jóvenes decidieron tomar los hábitos y ofrecer a Dios una vida
contemplativa. Su gran formación les permitió en algunos casos, acceder a la
escritura, la música y la medicina…» (pág.
42, Marian Oller Veloso, «Hermanos del alma»).
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