miércoles, 28 de mayo de 2025

ANTOLOGÍA 2024: EPÍSTOLA MORAL A MIS HIJOS

 



EPÍSTOLA MORAL A MIS HIJOS

 
 
Mis muy caros y amadísimos hijos:
 
Si escribo esta carta abierta es para dar testimonio de una vida consagrada a la virtud de la lengua y al valor de la palabra.
 
La palabra es al pensamiento como el agua es a la vida, se necesitan mutuamente para existir. Y el hombre docto es más docto cuanto más léxico incorpora a su discurso, de ahí la importancia de una lengua estructurada y coherente, limpia, fija y esplendorosa.
 
¿Qué sería de la ciencia sin la lengua, de la filosofía sin las ideas? ¿Y no se elaboran las ideas con palabras? ¿Y no es la palabra la piedra que sustenta el edificio de la sabiduría?
 
Nos legaron los godos un latín corrompido y vulgar, pero yo tenía un sueño, un sueño luminoso, que acaso provenía de la luz meridional de mi patria de nacimiento, de la Nebrija añorada en la que un tiempo fui feliz.
 
Luego me fui formando y persiguiendo mi sueño de pulir la lengua castellana derivada del latín. Por eso fue que escribí mi Introductiones latinae, mi Gramática castellana y mi Diccionario latino-español.
 
Al igual que Lorenzo de Médici defendía que la lengua toscana habría de unificar Italia, yo siempre defendí que la lengua castellana serviría para unificar el imperio que surgía con el descubrimiento de las nuevas tierras allende la mar océana.
 
Me he educado en Bolonia y Salamanca y he gozado del favor de personas importantes como la reina Isabel de Castilla, del maestre de Alcántara, Juan de Zúñiga o el eminente cardenal Cisneros.
 
De las diatribas dialécticas, religiosas e inquisitoriales entre cristianos viejos y judeoconversos, siempre logré salir airoso. ¿Acaso mi prestigio me salvó de la quema?
 
Así pues, os pido que, en cuantas empresas acometáis, procurad buscar siempre la excelencia, y sed, por encima de todo, buenas personas.
 
 
Juan de Molina
(XVIII Antología)
 

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