lunes, 25 de enero de 2010

Autenticidad

La vida no tiene sabor para nosotros
si no la vivimos de una manera auténtica.

La vida es insípida
si le falta la sal indispensable de lo genuino.

Una sal insípida es un contrasentido,
va contra su misma esencia.

El hombre es sal insípida cuando renuncia a su autenticidad.

¡Hombre, conserva tu propio sabor y no seas insípido!

Tener una vida personal, propia, conservar la propia sal,
¡qué difícil es hoy en día!

La igualdad de nuestro tiempo,
tan cacareada y tan ansiada,
nos conduce inexorablemente a la insipidez.

Insipidez que es físicamente contagiosa
y espiritualmente proselitista.

Una sociedad insípida será siempre pasto
del hastío, de la náusea, de la angustia.

La sociedad auténtica lucha por sí misma,
por su supervivencia, por su perfección.

Autenticidad.
Vivencia constante de nuestro bautismo.
Efluvio constante de amor.
Sinceridad y superación. Confesión y perdón.

Insipidez.
Rutina de nuestras costumbres.
Formalismo religioso. Mimetismo cultural.
Hipocresía social. Sensiblería afectiva.

La lucha contra la insipidez debe de hacerse
individual y socialmente.

La revisión, la confesión, el arte, la cultura, el sacrificio,
son las armas más eficaces de la autenticidad.

¡Ser auténtico!
Es lo más y lo menos,
que se puede pedir a un hombre.


Vivencia de OROLA Tomo III

2 comentarios:

  1. Autenticidad es una palabra, que por su contenido ideológico denso y complejo, está llena de significados.

    Entendemos que ser auténtico es ser veraz, no mentir ni con las palabras ni con los hechos. Se presupone que ser auténtico es ser natural, no artificioso, no de doble faz, consecuente, presto a enmendarse, sociable y cívico. Auténtico, genuino, es actuar de acuerdo a leyes y cánones honorables, a vivir conforme a la naturaleza y a conformarse de acuerdo a los designios del Creador.

    Gracias por su poema que hace recordar todo esto, tan valioso y necesario; en una vida con frecuencia teñida de lo efímero e insustancial, una realidad confusa que a veces nos hace perder el norte, envueltos en algo, a veces, tan inevitable como es la incoherencia, que por otra parte, no obstante, es algo intrínseco al ser humano y esta existencia nuestra.

    Un saludo,

    Zoe

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  2. Gracias Zoe por su comentario.

    La autenticidad de hoy hay que buscarla en el corazón de los intrépidos y en el trabajo de los humildes.
    Igual que sucede con los frutos, es preciso mondar la naranja o descortezar la piña, para encontrar el sabor y el alimento que vamos buscando.

    La rutina, el formalismo, la hipocresía, la politiquería, el famoseo, no nos dejan ver lo que hay de auténtico en todo ser humano.

    Un saludo

    Fernando Orlando

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