miércoles, 2 de junio de 2010

CERRÉ LA BOCA

Autora: Luisa Fernanda Rodríguez Lara, SEVILLA

Cerré la boca, no por evitar que salieran palabras de ella, sino para que no entrara el pan nuestro de cada día.
Obstruí mis otros pensamientos para dar prioridad al único: ser dueño de mi propio cuerpo.
Cosí con alambres oxidados unos labios de por sí inquebrantables que sangraron hilvanes de rebeldía.
Me cegué la boca: el mejor método de dejar peso en la senda. Empecé a dejarme morir. Suicidio a paso lento.
Taponé mis oídos a alarmas del exterior. Atasqué cerrojos de cordura.
Impedí la llegada de amores, ocupé mi espacio y tiempo con mi negación a la densidad de un alma que habría de superar aún muchas penas. Obstaculicé la espesura de la amistad, del encuentro...
Afiancé la creencia en la jungla de mi emaciación. Tupí mis restos con telarañas abandonadas y me abandoné al pecado más opuesto a la gula.
Pero aún vivo.

1 comentario:

  1. Gran vivencia sobre una enfermedad tan incomprensible y tremenda como la anorexia.

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