lunes, 31 de enero de 2011

Sobre los últimos libros publicados por OROLA Ediciones

Adriana Davidova, integrante del Jurado del Premio OROLA de Vivencias, nos da su opinión sobre el ensayo de Pedro Orlando, "Palabra y Circunstancia":

"Creo que el libro está escrito con una gran erudición, un conocimiento muy amplio e intelectualizado de toda una época y de todo un contexto sin los cuales la manera en la cual el autor sitúa al personaje, al hombre frente y con el mundo, sería imposible. También para mí resulta importante reseñar que hay un amor inmenso en el libro del hijo al padre, un amor que no se intenta disimular, enmascarar o esconder en ningún momento sino que el autor asume y suma a su creación. También pienso que el autor en todo momento respeta y de alguna manera honra lo que más importancia vital, racional, emocional y moral, cree que tiene para el protagonista, y ordena, narra y desenvuelve la obra y a la persona teniendo en cuenta todos esos factores-elementos. Un trabajo minucioso, un regalo al padre y al hombre, un testimonio vital y laboral, una mirada sobre una obra extensa y personal, un canto a unos valores compartidos y una señal, un camino para los que siguen, para los que seguirán esa estela iniciada del padre-abuelo-marido-hombre-autor y precursor visionario sobre muchos aspectos de un mundo que necesita de hombres valientes, de personas valientes y dispuestas a entregar lo mejor de si mismos para mejorar el mundo."


Santiago Aizarna, por su parte, en el artículo que publicó El Diario Vasco" el 14 de enero dice:

"...En lo que a las ‘Vivencias’ de Orola respecta, el lector medianamente atento, debe tener más quenoticia de lo que son y del poso que inevitablemente dejan en quien se acerca a leerlas. Con tesón inquebrantable, robando tiempo y concentración debida
a sus quehaceres personales y profesionales, en el medio siglo que va desde 1960 a 2010, Orola fue escribiendo en la prensa y fundamentando en cierta manera a través de esos textos certeramente dirigidos a la
masa lectora, algo que pudiéramos considerar como un pragmático ordenamiento de lo que el ser humano debe exigirse a sí mismo en esa medida del hombre que se hace inapelable para ‘serse’ hombre, aunque presentado más como sugerencia que como exigencia. Los cinco volúmenes presentados hasta ahora son muestras de ése su método de práctica mayeútices de ordeñar a las palabras para aprovechar íntegramente su identidad y sustancia. Una especie de alquimia lexical y temática.
Y viene a consolidar esa su razón de existencia de las ‘Vivencias’, de su inserción en la nómina de los géneros literarios, el libro de Pedro Orlando, con lo que se llega a dotar, a las vivencias en general, aunque
evidentemente más a las de Orola, de un fuerte basamento.
En primer lugar, con una magnífica preparación de estudio, y luego, en nota más acordada y más admirable aún, con un seguimiento histórico
de coordinación entre esas vivencias escritas por Orola y su ubicación en la historia de todos los días, tanto en el diagrama de los eventos sociales como en los políticos.
La empresa se presentaba con dificultades rayanas en misión imposible,
pero es sabido, según las geórgicas virgilianas que «labor omnia vincit improbus». Y, es fácil suponer que ha sido ímproba la labor de Pedro Orlando en esta ocasión de tener que establecer un doble cuadro de observación, de texto influido por los avatares del tiempo de su
gestación, una búsqueda de sincronismo a posteriori que le ha hecho escarbar en la raíz de esas vivencias, en su porqué, quizás hasta en su necesidad de parida, con lo que se viene a respaldar toda una labor
de medio siglo de escritura que, sin este respaldo, que daba un tanto como flotando en la cuerda floja.
Adentrarse por esa selva de letras en que siempre se convierte una labor escritural de un tipo de textos escritos a lo largo de un tiempo (¡y de tanto tiempo!) que, sin basarlos intencionadamente acaso no obstante llegan a ser testigos y testimonios de quien los escribió, de la introspección de su pensamiento (o más aún de su entrañada fe en el hombre y en sus problemas), del aliento y del ahilamiento de ese mismo tiempo en que fueron escritos, ha sido la labor asumida por Pedro Orlando y llevada a feliz término en esta obra.
Para ello ha contado con varias herramientas ‘sine qua non’. Una, la primera y la más importante, el conocimiento profundo de la persona que los escribió tanto en su manera de ser como en el de su pensar, en sus creencias y costumbres, en sus tratos y maneras en su relación con las gentes, toda una radiografía de una persona, un adentramiento en su etología, su tipología, y hasta en su etopeya como poco. Ha sido su otra herramienta, como puede observarse, un ir buscando paralelismos posibles, tanto en el pensamiento como en el léxico, de autores como Ortega y Gasset, Unamuno, Zambrano, etc., quienes, además de similitudes le han proporcionado términos ‘adhoc’ que le permitieran dejar idóneamente expresado su estudio y con una elegancia y riqueza prosística digna de especial elogio.
Una obra, en definitiva, que desde el comentario se ahinca tanto en el contenido y en la intención, en sus pormenores y dentros y con palabras de tanta riqueza que, quien lea este libro de Pedro Orlando, difícilmente
podrá resistirse a leer seguidamente la obra de Orola.
Lo dicho al comienzo de estas líneas: dos obras complementarias."


4 comentarios:

  1. "También pienso que el autor en todo momento respeta y de alguna manera honra lo que más importancia vital, racional, emocional y moral, cree que tiene para el protagonista..."

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  2. ...algo que pudiéramos considerar como un pragmático ordenamiento de lo que el ser humano debe exigirse a sí mismo en esa medida del hombre que se hace inapelable para ‘serse’ hombre, aunque presentado más como sugerencia que como exigencia.

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  3. Maravillosa y muy inteligenete la reseña de Adriana Davidova sobre el libro! Gracias. Y me quedo con muchas ganas de leerlo.
    Andrés García.

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  4. Muchas gracias Adriana por tu emocionante al tiempo que minucioso comentario acerca de mi primera incursión en el mundo apasionante del ensayo. Espero que nos veamos pronto y podamos comentarlo personalmente. Un abrazo de
    Pedro Orlando

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