
En la mañana,
ocaso y el llanto
cedo mi mano.

Entre las ruinas
resistiendo al dolor,
la flor se queda

Una cadena
Fundidos en abrazos
Calor humano

Tierra Mar, hombre
Ruge la Naturaleza
Respeto Amor

Silencio Dolor
El agua, el fango y la muerte
La ayuda muda

Samuráis valientes
De poca sonrisa
Y gran corazón

Kimono negto
blanco vapor hirviendo
rojo corazón

Delicada taza,
que asida de unos finos dedos,
cae de golpe al suelo,
al participar de la ceremonia del té.

Dolor profundo,
vomitando la tierra.
Dolor de todos.

¡Qué duele el alma!
La fibra se conmueve
tras la marea.

Y estoy aquí:
orando por tu pueblo
lejos y en casa.

Partículas atómicas
No son suficientes
Para doblegar a Japón

Guerreros combaten gigantes radiactivos.
Abuela sin nieto riega dos árboles enanos.
Japón emerge.

Lloro tu llanto
como el rocío al alba
mi Nihon-koku

Grullas de papel
sobrevuelan tu dolor
Sol de oriente.

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