Mientras tanto, publicamos esta vivencia escrita por P. Antonio Cruz, de Sevilla, que aparece en la Antología del II Premio OROLA 2008.
De Vainas
Vaina es aquel que siendo vaina, ignora su contenido.
El pobre vaina no sabe que lo es.
Aún peor: lo sabe y no lo reconoce.
¿De quién tomó su forma la funda de la guitarra?
-de la guitarra.
¿Porqué los estuches tienden al preciosismo?
-por contagio de su precioso contenido.
¿Cuál es el alma de la vaina?
-el sable.
¿Y su apoteosis?
-envainar.
Pero ignora el vaina que su dureza no es suya,
sino del sable.
Ninguna virtud es propia del estuche
sino la alegría de contener.
Quien contiene es contento.
Así los seres humanos,
terribles vainas, contienen el alma.
Hasta que se desmanda y vuela libre,
dejando atrás a un vaina seco y vendido,
o el cuerpo de un santo.
Qué manera de sacarle jugo a una palabra que me parecía tan insulsa. ¡genial!
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