Como venimos haciendo en días anteriores, seguimos publicando vivencias de
la Antología 2013.
BESOS ADOLESCENTES
Los cálculos de la vida a veces no resultan como
esperamos.
De niño me imaginé el capataz de la fábrica en la que mi
padre
trabajaba como simple peón, y ahora, con una ingeniería
en el bolsillo, mataría por ser el barrendero que
despejaba
el suelo sucio a sus pies.
Tengo treinta y tres años, una edad perfecta para casi
todo:
estar soltero disfrutando, estar casado con hijos, viajar
por el mundo o cumplir cualquier deseo que se haya soñado
de niño. Pero yo, eso, aún no lo he vivido.
Vivo en el limbo con mis padres y mi novia con los suyos,
los dos lo recorremos cada día paseando con pipas,
hablando
de nuestra familia que nos aguanta y nos ayuda.
Solo hay dos cosas buenas de esto, una, los nuevos
valores
humanos que damos a las cosas antes tontas, y otra,
que después de quince años, Ana y yo seguimos disfrutando
de besos reservados a adolescentes.
Bárbara Sáez Vidal
(VII Antología
pág. 29)
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