NADAR RÍOS DE MIEL
CONSONANTE
Era toda una historia de diarios perdidos, escritura
ignorada,
antigua historia de la negada América: río geológico, un
subterráneo
afán húmedo por dar vida a la tierra, a los hombres, al
viento, que
seres de poca agua quisimos poseer, gritando idiomas de
barba, con
eterno minuto de gloria, y su empacho de digna pobreza.
Allí nos enseñaron a nadar ríos sobre consonantes de
miel.
Hay un continente abierto a todos los vuelos,
un salto Ángel que no pide ya mis naufragios, ni
comentarios de saga
hagiográfica, ni versión derrotista que busca moralizar
lo que ya toda
historia no sicaria lleva, si brilla desde lejos luz
quetzal de favelas
corridas, policías vecinales, espaldas mojadas,
inmigrantes, centauros
sobre mares, samurái pluma en un cielo de virgen y
floras.
Columnas dóricas en templo común de criolla hermandad de
taitas
en bruma, división imbornal del cholo: los quechuas retan
al viento,
y le ganan carreras sobre guanacos que muerden un hielo
humilde de
panes, y se tragan el luminoso sendero en arena de
siglos.
Yo como un pirata me escapé de allí, como un pirata cojo,
con mi
altiplano herido, con mi dinero sonso, desconquistado por
el desierto
de los santos Martín y Rosa, y sin mirarle al inca a los
ojos, sin
tocarle a sus coyas la oreja, sin plantarme su tierra de
yuca y maíz
para el sol.
Como niño, busqué allí mi El Dorado en tesoro de trastos
y secretos,
Gabriela Candero brillando en metal de cielo.
Y colgado espera en su oreja de voces pendientes, un
tesoro de luz.
Álvaro Pérez
Herrasti
Licenciado en
Derecho
(VIII Antología pág. 79)
No hay comentarios:
Publicar un comentario