PLOVDIV-TOLEDO-QUITO
Querida Anita:
Me alegro mucho que te sientas bien en Ecuador. Tampoco
me va mal en Bulgaria. Colón nos mostró hace tiempo que la tierra es redonda. Vayamos
donde vayamos, siempre llegamos a… España. Para ti está claro. Pero también yo
es como si estuviera en casa. Por dar clases de español que es aquí el segundo
idioma extranjero después del inglés. Pero tenemos más cosas en común. La
sabrosa comida, el buen vino, las tascas llenas, la corrupción, la emigración
juvenil, la crisis que no acaba, los disparates en la construcción. Vivo en
Plovdiv, la segunda ciudad de Bulgaria y una de las más antiguas del mundo.
Tiene siete colinas, como Roma, o mejor dicho tenía. Una la volaron, para
construir un centro comercial que desde hace años no logran terminar por
desbarajustes. Hiere la vista, como las ciudades fantasma de España.
¿Quién dijo adaptación?
Aparte de eso, lo realmente mágico es que me topé con
gente que habla el ladino de los judíos sefardíes, arrojados de España en 1492.
Han llegado aquí, entonces tierras del Imperio otomano. La mayoría de los
judíos búlgaros tienen estas raíces. Bueno, ya solo los muy mayores hablan
ladino, como mi casera. También me canta canciones de ellos. Me invita con
dulce de receta toledana de hace siglos…
Los sefardíes han ido preparando el terrero, pero los
demás búlgaros también saben mucho de España y les gusta nuestra cultura. En
mis clases de español siempre hay mucha asistencia. ¿Y sabes que el cubano
Nicolás Guillén ha escrito una maravillosa “Pequeña balada de Plovdiv”? La han
convertido en canción. No lo habría sabido si no hubieran recortado plazas en
nuestro instituto de Alicante, enviándonos a rodar por el mundo en busca de
trabajo. En fin, ¡que vivan Colón y las Españas del mundo mundial!
Abrazos,
María
Kadrinka Kadrinova
Periodista y
escritora
(IX Antología)
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