TERESA
Cinco siglos nos separan de ti, de tu vida, tu fe y tu
palabra.
Tus avales: mujer y descendiente de judeoconversos. Te
enfrentaste a un entorno hostil de incomprensión en una sociedad de ideas
machistas hoy trasnochadas, de algunos clérigos obstinados y la de tus propias
hermanas.
A pesar de tu débil
cuerpo roto y cansado, del frío y el calor, los viajes por caminos
polvorientos, la falta de recursos, alguna de tus obras vetada, proceso ante la
Inquisición… todo lo superabas. Mujer de temple, tus cimientos estaban bien
anclados en lo único que te importaba: un arrebatado amor a Cristo, el Cristo
lacerado que marcó el rumbo de tu vida y te impulsó a la reforma ascética, a
fundar tus «palomarcicos», aunque antes mucho te probara.
Te dotó de un
ingenio especial para sortear obstáculos, y de una pluma ágil, intimista y
cercana, de verbo sencillo y vivo, capaz de mudar lo más íntimo del alma en
doctrina elevada. Tu vida al descubierto, se hace nuevo género literario, la
autobiografía mística. Recorriste con el resto de tu obra doctrinal el camino
de perfección y las moradas del castillo interior. Tu lírica sublime y la
delicia del copioso epistolario, sencillo y cotidiano nos acerca a la mujer
atractiva, ingeniosa y de recia garra.
Humilde y obediente
sin reparos, abrasaste tu vida y nos legaste una obra ingente, guía espiritual
de muchas almas: las descalzas de tus carmelos reformados, o los lectores de
hoy; las mujeres, se sienten contigo identificadas.
Tus hermanos se
acercaron a América, y tu sobrina Teresita fue la primera carmelita americana
en España. Al igual que en todo el mundo, de México a Buenos Aires, desde 1604,
no han cesado de crecer los conventos de descalzas.
Teresa de Cepeda y Ahumada, Teresa de Ávila, Teresa de
Jesús, doctora y santa entre las santas.
Covadonga Grijalba
Castaños
Investigadora y
traductora
ALMERÍA
(IX Antología)
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