DRONES POR RODELAS
Dándose ya con la rodela misma del «emperador de León y
rey de toda España», don Alfonso I el Batallador (al que llamaban así «porque
en Espayna no ovo tan buen cavallero que veynte nueve batallas vençió contra
los musulmanes»), rumiaba nuestro rey don Felipe VI el último ensayo publicado
sobre la intervención de cruzados del universo en el «facer Españas» de nuestra
Reconquista, cuando unos yihadistas del Estado Islámico, con su desmedida
inhumanidad y bravucona parafernalia, degollaron a una nutrida tanda de
cooperantes europeos.
Y ello, no sin antes someterlos a toda suerte de
abjuraciones, apostasías y perjurios, relanzando así contra la cara en carne
viva del resto del mundo el guante provocador de su desafío fundamentalista.
Pudo aún ver don Felipe cómo dibujaban con sus cuchillos
ensangrentados la península ibérica en los faldones de una jaima, reivindicando
ese al-Ándalus que, siglos atrás, don Alfonso, según ellos, les hubiera
comenzado a expoliar, ayudado por «caballeros, escuderos y peones, llegados a
pie y a caballo… desde Francia, ciudades alemanas, repúblicas italianas,
Inglaterra, territorios flamencos, incluso países nórdicos».
Y en remonte de águila real y a la velocidad del rayo,
comprendió don Felipe que le correspondía tomarle el relevo a don Alfonso en lo
de «facer Españas» defendiendo su reconquista por doquier.
Y con la misma presteza mandó difundir por el mayor
número de embajadas del mundo el siguiente mensaje encriptado: «James Douglas,
resucita y toma el corazón embalsamado de tu rey para que “cierre España” y
llegue, esta vez sí y para siempre, al Santo Sepulcro», a fin de que todos los
Estados sensibles diseminasen drones a discreción en orden a infligirle al
enemigo una definitiva derrota quirúrgica radical.
Federico Sánchez
Alcolea
Licenciado en
Filosofía y Pedagogía
Profesor jubilado
MADRID
(IX Antología)
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