NO SÉ SI SABRÉ
Me asomo a tu sueño
minúsculo,
a tus puñitos
cerrados
a tu aliento de
leche que es senda de luz.
Aún no sé muy bien
con qué brazos cogerte,
con qué ropas
cubrir tu piel nueva, suavísima,
tanto, que por un
momento me parece posible
que nada malo fuera
nunca a sucederte.
Me asomo a tu vida
de solo unos días,
y no sé si sabré
contarte quiénes somos
qué caminos nos
condujeron hasta aquí,
sobre qué tierra se
edificó esta casa
qué paisajes y
batallas hollan el atlas durísimo de nuestra memoria.
Vacilo al pie de tu
cuna,
¿cómo saber qué
habrá de amenazar esta claridad de amarte?
¿Cómo saber si
sabré lucharte?
Pero de pronto
abres los ojos
y no hay duda en la
palabra,
en esta lengua que
vuela hasta la orilla de tu cuna
sin bandera ni
astrolabio.
Te canto en su
misma esperanza,
rompiendo esta vez
el conjuro del miedo
y de toda
melancolía.
«… Alondra de mi
casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los
ojos
la luz del mundo…».
Ana Sarrías Oteiza
(X Antología)
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