lunes, 6 de noviembre de 2017

ANTOLOGÍA 2017: LA VIGOROSA MÚSICA DEL CASTELLANO




LA VIGOROSA MÚSICA DEL CASTELLANO

Decía Julián Marías que los idiomas suponen una forma de instalación en la realidad: corresponden a una manera de ver el mundo. Quizá desde un punto de vista fonético nuestra lengua sea un poco áspera. Tan solo cinco sonidos vocálicos, pronunciados con firmeza: a, e, i, o, u. Nuestras consonantes son fuertes, como la j, herencia andalusí tan hermosa. Además, en la mayor parte de la península la pronunciación tiene escasa variación tonal (salvo en la interrogación y exclamación), lo que le hace parecer dura y seca, como el invierno en Soria o el calor del verano en la Mancha. Esta aspereza, sin embargo, es la de la cáscara de una semilla: al germinar estalla de vida. Y lo que pudiera parecer acre como el polvo en el camino, resulta ser polvo enamorado en Quevedo, licor suave en Lope, majestad en los labios de Alonso Quijano y sabiduría serena en Sancho.

Y es una semilla recia, que al ser sembrada en América creció robusta y bella como la ceiba y el jagüey. Y así adquirió tonos vivos y nuevos, que son ya tan nuestros como los dedos de la mano. Al latín, a la lengua de los godos y al árabe se añaden ahora el quechua, el mapuche y tantas otras lenguas hermosas como las plumas de color de Quetzalcóatl y Kukulkán. El habla se suaviza y aparece nuevo ritmo en medio de la sinfonía. Al hablar recio de Castilla, al tono vascuence y navarro, a la gracia y expresión del acento andaluz se suma ahora la cálida melodía del Caribe, el sonido profundo de los Andes y la Patagonia, la fuerza de las conjugaciones porteñas.

Volviendo con Marías: si las lenguas son una manera de instalación, nuestra lengua ensaya un modo vigoroso y diverso de sentir la realidad. Es un mosaico de luces, una experiencia grávida de historia. Hay que alimentarse de esta savia nutricia, echar raíces en tan fértil tierra: quizá sea una buena propuesta sobre cómo «facer Españas» en los días que corren. Para finalmente, si nos es concedido, dar fruto y pasarlo a las generaciones venideras.

Luis Chiva San Román
Graduado en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid
(XI Antología)


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