LA PROFESORA DE ARTE
«Madrugaba el conde Olinos,
mañanita de San Juan…».
(Romancero español)
Tuve el privilegio de contar con una entusiasta profesora
de Arte en el colegio, un colegio en el que se mimaba la enseñanza de la
historia, el arte y la literatura y toda materia que fomentara la creatividad.
Con una mirada nos dejaba clavados en el sitio (ineludible cuestión de
disciplina) pero vivía desde dentro hacia afuera su cometido docente con
intensidad y entrega. Con ella, y durante el segundo curso de BUP, hicimos un
viaje para hacer España, la del Duero.
En Zamora velamos las
armas en la recoleta Santiago de los Caballeros y seguimos a Bellido Dolfos a
través del portoncillo horadado en las murallas para encontrarse con el rey
Sancho en el campamento que asediaba la ciudad para asistir al posterior
asesinato de este a manos del conde.
Compartimos uno de los
encuentros de Pedro I y María de Padilla bajo los bellísimos artesonados
mudéjares de las clarisas de Tordesillas y supimos de cuán desdichado era el
rey y del profundo amor por su amante.
Recorrimos el paseo que
va de San Polo a San Saturio flanqueados por las cabalgaduras templarias y
contemplamos el puro azul del cielo soriano rodeados de las arcadas veteadas de
hiedra del claustro de San Juan de Duero…
Más allá de las aulas, de las diapositivas y de las
láminas del Ars Hispaniae que repasábamos antes de los exámenes, sus
lecciones in situ se enriquecían con
los colores de las piedras, los susurros de los árboles, los olores de la
naturaleza y la lectura de versos. La imaginación y la sensibilidad de cada uno
componían el resto.
Solo teníamos quince años pero, aún hoy, sus alumnos
seguimos recordando aquellos viajes de vida y belleza. Porque hubo más.
Por mi parte, terminé estudiando Historia del Arte.
Elena Herrero
Rodríguez
Licenciada en
Geografía e Historia, especialidad en Historia del Arte
MADRID
(XI
Antología)
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