SE REPITE LA HISTORIA
Los libros de historia me roban muchas horas de sueño.
Agotada, cierro el volumen y vuelvo a soñar… Me disfrazo de fantasma, atravieso
los muros donde se asienta la corte y entro en sus aposentos. Sonríe, descansa
el cálamo en el tintero y me invita a que lea lo escrito.
«Medina del Campo, año de 1483
Queridísimo esposo:
Por vuestra misiva
conozco que gozáis de buena salud. Nuestros hijos y yo, la reina, cumplimos con
nuestras obligaciones sin contratiempo alguno.
En la corte hay
discrepancias. Aunar firmeza y mesura a la hora de escoger corregidores leales
ha sido la tarea principal. La monarquía no puede estar sometida a mercedes de
nobles insaciables, difíciles de contentar; es impropio de reyes mostrar
flaqueza en temas cruciales. Las contiendas pasadas dejaron desprotegidos a
hombres de recta intención que vieron impotentes el expolio de sus bienes. El
tiempo de pausa y moderación, de diálogo y respeto, de aplicar el sentido común
sin pretender excesos ni alboroques ha dado resultados óptimos. Así, la
justicia concienzudamente preparada contribuye a la paz en nuestros reinos.
Ya veis que nuevos
retos nos acechan en la parte meridional del país. Mi rey y señor, ajustado el
programa de la nueva organización del reino con tino, es posible que las
Españas separadas durante siglos vuelvan a unirse. Será el mejor legado para
nuestros descendientes.
Con la hora prima,
llega el momento más preciado del día. Los infantes, antes de acostarse, me
colman de ternura y besan el camafeo que llevo siempre al cuello con el retrato
de su padre.
Espero vuestro
pronto regreso. Con eso sueño.
Suplico a Santa
María la protección de mi señor Fernando y de su ejército.
Isabel de Castilla, reina de España».
Ha pasado medio milenio para los demás y para mí hace tan
solo un rato. La historia se repite.
Carmen
Fernández Pérez de Arrilucea
Auxiliar de
Enfermería jubilada
VITORIA-GASTEIZ
(XI
Antología)
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