El pasado noviembre, Fátima
Martín Rodríguez, se hizo con el premio Torrente Ballester ex aequo con Ana Rivera Muñiz. Fátima fue ganadora del
Premio Orola 2012 con la vivencia «Las cicatrices de las cosas»:
«La
puerta azul abre la buhardilla crujiente. Allí habita un jardín rebelde de
objetos. Cosas con cicatrices que siempre esperan. Empiezan su reunión y me
invitan a acariciar la máquina de escribir desdentada, el reloj sin agujas y la
brújula que señala al sur. Se asoma el caballete tatuado de óleo derramado y
tras ellos el telescopio llegando a la luna.
Hoy
el globo terráqueo está inquieto. En su cartografía tiene los lunares rojos ya
vistos, y muchos más, azules, diciendo dónde ir. Le he hecho bailar, como ha
pedido, y se ha mareado al girar. Repaso la libreta de exploraciones con los
ciento veinticuatro países por vivir. Hice las cuentas para rescatar tiempo:
realizar dos viajes al año y alcanzar la edad de ochenta y tres. El jardín de
prodigios siempre espera; soy yo la que cierro la puerta azul y entro de nuevo
en el olvido».
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