viernes, 27 de abril de 2018

ANTOLOGÍA 2017: ANDREA




ANDREA

«La vida es un viaje continuo entre dos nadas», se repetía Andrea. Había unido estas palabras una tarde como quien encuentra una flor silvestre entre las rocas desnudas. Desde ellas forjó luego la decisión inevitable: el único modo de «facer su España» sería solo posible bajo otro cielo.

Luego las recordaría en el barco, ya sobre el Río de la Plata. La rodeaban otros rostros tiznados y quietos de tercera clase. Es que el tiempo, a veces, se detiene a jugar partidas con su socio el silencio y solo una brisa se les atreve. Entonces abrazó con fuerza su cintura y tuvo una premonición, casi una certeza: ella poblaría la tan mentada llanura, la llenaría de hijos; y bajo esas aguas turbias guardó su pasado.

Supo que América no la dejaría volver y que la suya sería una victoria demorada…

Así se plantó la semilla. La vida es un rosario de partidas y llegadas. Las raíces no se fijan, andan por otras geografías, otros paisajes y la patria es uno mismo y su estirpe. Por las noches, el alma viaja, abandona el cuerpo, se va por las ventanas, se nutre y vuelve en las mañanas para soportar la igualdad de las jornadas.

Llevo en un rincón de mi mochila la herencia de mi abuela española y sé que no existe un solo viaje, todos son uno. Es un puente circular que encadena historias y voluntades. La vida misma es un recorrido entre un antes y un después involuntarios.

Cuando doy la espalda a esta ciudad que sé tan mía y enfoco ese león que llaman río, mi corazón alberga corazones y se pone metas que no son otra cosa más que la deuda de un regreso postergado.

Alberto Daniel Morini
Profesor de Matemáticas
BERAZATEGUI, BUENOS AIRES (Argentina)
(XI Antología)

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