viernes, 6 de abril de 2018

ANTOLOGÍA 2017: UNA APUESTA




UNA APUESTA

Cierta noche, en una taberna de Chilecito (La Rioja argentina), ponderábamos la calidad de los vinos españoles y argentinos; la discusión se convirtió en una apuesta y el grupo perdedor debía pagar la consumición.

—Ambas provincias se destacan —dijo don Javier, emigrado de Logroño— por la excelencia del vino. Y habiendo recalado en este otro paraíso enológico, no sabría deciros cuál es mejor; pero hoy traje unos tintos y blancos de mi tierra que están como para alzar muertos.
—Seguro que este torrontés y el mora’o no le van en zaga —afirmó ño Deleuterio, viñatero local, destapando un par de botellas sin marca—. Estos vinos son tan buenos que no llegan ni a la capital de la provincia, se los toman por el camino…

Después de la décima copa, realmente no podíamos decidir cuál era mejor, y dijo don Javier:
—Encarguemos otra tanda de botellas, pero también algunas empanaditas norteñas para que el alcohol no se nos suba a la cabeza.

A la vigésima copa aún no había veredicto y, mientras seguíamos tomando y comiendo, don Javier propuso un brindis y matizó la competencia con una adivinanza:
—¿Sabéis por qué se chocan las copas? —Nadie pudo responder a su pregunta.
—El vino —dijo alzando la suya— como bien lo ordenó Baco, debe impactar todos los sentidos: la vista con su color, el gusto con su sabor, el olfato con su aroma; el tacto, con la forma femenina de las copas. Faltaba el oído, por eso se chocan los vasos.

Íbamos ya en la trigésima copa, más o menos, y sin resolver la apuesta, cuando don Javier, con los ojos luminosos por la verdad y el vino, alegó con picardía:
—Se explica, son las mismas cepas traídas por los españoles hace quinientos años. Esa también fue una forma de «facer Españas». ¡Declaremos empate y todos contentos; el vino lo pagamos a medias!

José Luis Najenson
Doctor en Filosofía
Profesor universitario jubilado, escritor y poeta
Nacido en ARGENTINA, reside en Israel
(XI Antología)

No hay comentarios:

Publicar un comentario