¿GENERACIÓN PERDIDA?
Ya eres licenciada… intentas integrarte en el mundo laboral,
pero son malos tiempos. Cansada de aceptar contratos basura, decides seguir
formándote. Comienzas un máster de especialización y sigues con los idiomas.
Terminas y por fin, encuentras una oferta digna, pero no en España. Es un
trabajo relacionado con tu formación, pero en Alemania.
Llegas con tu maleta de veintiún kilos al aeropuerto, tus
billetes de vuelo low cost descargados en tu teléfono, y el jamoncito
ibérico en el equipaje de mano. A cuestas llevas también una mezcla de ilusión
y pena. En España se queda parte de tu vida.
El calendario avanza rápido, la semana que viene comienza
la primavera. Antes de recibir a doña Flora, hay un evento marcado en tu
calendario: mañana te toca ser anfitriona. Compraste en el súper todo lo que
había de «La semana española». Has invitado a tus compañeros hispanohablantes,
a los que te une un hilo mágico, el español. Juntos os habéis comprometido a
«facer las Españas y las Américas» para conquistar Alemania. Mientras colocas
las fresas onubenses en el frigorífico, piensas en cómo llegaste hasta allí.
¿Qué hiciste mal? O quizá, ¿qué hiciste bien?
A miles de kilómetros, tu madre. Hoy ha preparado tu
plato favorito, aun sabiendo que no vas a poder probarlo. Entra en tu
habitación y está ordenada, pero vacía. En su retina tu imagen pasando el
control de seguridad del aeropuerto, levantando la mano y sonriendo. Te enseñó
que se sale llorada de casa. Una vibración la saca de su pensamiento: «Mamá, Skype?». Sonríes al
ver su respuesta en modo de emoticono, estás orgullosa de tener una madre de
emigrante del siglo XXI,
digitalizada.
¿Generación perdida? En realidad, ambas generaciones han
superado barreras y caminan juntas en la vida para no perderse.
Marian Oller Veloso
Licenciada en Derecho
(XI Antología)
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