miércoles, 5 de diciembre de 2018

ANTOLOGÍA 2018: LOPE SUPERSTAR




LOPE SUPERSTAR

¿Qué tendrá Lope para que me guste? No me referiré a su condición de genio literario y «facedor de España», que para eso están los que han profundizado acerca de ello. Me gusta porque me gusta la gente que vive la vida plenamente, aquellos individuos que no son monolitos que jamás yerran ni flaquean.

Aventurero. Participó en dos expediciones militares (una de ellas con la Armada Invencible) siendo muy joven.

Intelectual y estudioso. Contaba con una sólida formación académica (fue escolar precoz además) y mantuvo a lo largo de su vida una continua curiosidad y afán por saber y conocer.
Popular y admirado. Toda su producción literaria (que fue abundantísima) gozó de éxito entre el público y los críticos desde sus inicios como literato. A los veinticinco años ya era famoso y su estrella jamás declinó.

Apasionado sentimentalmente. Se casó dos veces, dos veces enviudó y amó y celebró a varias mujeres más. De todas ellas tuvo descendencia aunque no toda su prole le sobrevivió.
Espiritual. Se ordenó sacerdote a los cincuenta y dos años y escribió sentida y profunda lírica religiosa.

Su retrato más difundido muestra a un hombre en la madurez aposentada. Pero yo prefiero imaginarlo a mi manera y en movimiento: un buen mozo, apuesto; la barba poblada y el pelo desordenado. Firmemente plantado en el suelo. La cabeza hacia atrás dejando escapar una carcajada al viento, los ojos chispeantes.

Todo un precursor de lo que serían los artistas románticos del siglo xix: libres, intuitivos, sin miedo y sin prejuicios. Exploradores del mundo y de sí mismos.

Elena Herrero Rodríguez
MADRID, 1963
(XII Antología)




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