miércoles, 30 de enero de 2019

ANTOLOGÍA 2018: LA CARTA DEL MANCO




LA CARTA DEL MANCO

… En el aire aventábanse ya las miasmas de los hideperros de los turcos, mas para mi desgracia estaba yo con calenturas.

Deliraba, recordábanseme de pronto las calles de Génova y aquel mandracho donde, amén de los rubios cabellos de las genovesas, conocí también la suavidad del treviano, el valor del montefrascón, la fuerza del asperino y los espíritus de los buenos vinos hijos de Baco.

Presa era de quebrantos. Asábanseme los sesos como en la parrilla de san Lorenzo y no regía. Mas cuando dispensáronme para soterrarme en bodegas y dejar pasar el combate, alceme con redaños para responder al capitán que más quería morir peleando por Dios y por su rey que esconderme so cubierta.

Batímonos con el malhadado turco. Y los condenados tenían bombas de fuego hechas de alquitrán, que prende incluso en el agua; tenían astas y flechas llenas de empecibles; tenían yerbas cuya ponzoña mata al incauto; mosquetes e incluso cañones. Y mucha confianza, que es la mejor ventaja que haya.

Mi hermano Rodrigo y yo luchamos con denuedo. En pie, por el rey y por Dios. Y con orgullo puedo deciros lo que a buen seguro ya sabéis. Vencimos al turco allá donde los pontificados llaman Lepanto.

Un arcabuzazo desbaratome el brazo izquierdo y parece que ha de quedar inútil la mano izquierda, razones por las que llevo en Mesina dos meses ya y otros tantos que han de quedar, atendido por próceres que me recuerdan a padre y al abuelo con sus cirugías y remedios. Mas no es precio alguno tras haber participado en la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros.

Y con esto Dios os dé salud, y a mí no me olvide. Sea, especialmente que a mí no olvide y perdónenseme los pecados. Vale.

Firmado: Miguel de Cervantes y Saavedra

Francisco Javier F. V.
(XII Antología)









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