martes, 14 de mayo de 2019

ANTOLOGÍA 2018: EL ÚLTIMO REGALO




EL ÚLTIMO REGALO

Conocí a Amerigo haciendo un voluntariado de conversación en catalán con personas recién llegadas a Barcelona. Sin embargo, constaté que dominaba la lengua de Ausiàs March mejor que yo. «Lo que necesito es aprender castellano, pero no encontraba iniciativas similares a la vuestra», admitió. Me ofrecí a ayudarlo sin ambages, ya que mantener la vitalidad de este idioma y «facer Españas» es una tarea común.

Nuestra plática solía girar en torno a su lugar de origen: Alguer, una de las ciudades sardas que pertenecieron a la corona de Aragón. Me hablaba de sus murallas, fortalezas salpicadas de aspilleras y bastiones derramándose sobre el mar, como guardianes de piedra conjurados contra la amenaza corsaria. También me describía la danza de ojivas de sus templos góticos, vigilados por el azul de un Mediterráneo que seguía refulgiendo en sus pupilas. Los recuerdos lo abrumaban.

«Pronto me marcharé», me confió una mañana de cielos plúmbeos. Entre sus dedos, nudosos y arqueados por la tiranía del tiempo, sostenía una novela: Los diez libros de fortuna de amor. «¿Sabes? La escribió en español Antonio de lo Frasso, un autor sardo. Es una de las obras que Cervantes salvó de la hoguera en el episodio de la quema de libros del Quijote. Me gustaría que la leyeras».

No pude devolvérsela, ya que nunca lo volví a ver. Solo una inserción en La Vanguardia me dio razón de la suerte de aquel italiano anciano y soñador que, horas antes, acababa de fundirse con la eternidad.

Cèlia Roca Martín
BARCELONA, 1980
Licenciada en Periodismo, Humanidades y Asia Oriental. Máster en Cultura Clásica y posgraduada en Comunicación Empresarial y Edición
(XII Antología)

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