«…
Varias personas cruzaban la línea divisoria entre Marruecos y Ceuta… Los
agentes de la Guardia Civil… pasaron el lápiz óptico por la maleta… un niño de
ocho años aspiraba a duras penas… La vida, en una tarea común “faciendo Españas”,
había ganado a la muerte…» (pág. 142, Ángela Hernández Benito).
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