No hablo de templos sobre playas blancas,
del rostro hipnótico de Ava Gardner,
de las fuentes donde un explorador buscó,
con bravura,
la juventud y el olvido.
Hablo de una racha de viento copiosa de luz;
de los ojos de la niña que pisa la escuela;
de un segundo de pureza en medio de la tempestad.
a los cien años,
o como quien espera de Ava Gardner,
mientras pasea por Madrid,
una sonrisa furtiva.
en sus iglesias,
sus lienzos,
en la tristeza gallarda del caballero andante.
en la luz de Sorolla,
en la fiebre del alma,
en su mar glorioso,
en el corazón que conserva un latido.
Buscarla como una lumbre en una noche gigante,
o un brazo amigo en un pozo profundo.
una boca en el pecho,
mientras el dolor de su ausencia,
inagotable,
se derrama a tu espalda.
Columnista del Diario de León
(XIII Antología)
No hay comentarios:
Publicar un comentario