ANTOLOGÍA 2020: ONDAS

 

ONDAS
 
Isabel y Garcilaso se abrazan en un estanque de pétalos y agua, como si fueran ondas que irán creciendo hasta la orilla en los próximos quinientos años.
En la Residencia de Estudiantes, un colibrí se queda, en vuelo estacionario, zumbando sobre el agua. Lorca opina que un pájaro funciona siguiendo las leyes del pentagrama. Neruda, que tras sus alas invisibles el infinito nos aguarda.
Nicaragua, catedral de los Caballeros, última planta de la palabra mausoleo: Rubén Darío declama un epitafio de escarcha mientras se prueba chisteras ante una fuente de Eulalias.
Borges, en el caserón de Rosas, afirma que todos y cada uno de ellos, desde un aljibe al océano, solo son subconjuntos del universal de los espejos.
En Sevilla, las ondas ya están temblando, mientras dibuja Sorolla el estanque del Alcázar. ¿Pasarán la noche en el agua o seguirán creciendo en el lienzo?
Antonio Machado hace un alto en el puerto de Barcelona, cuando quiera darse cuenta, él será de nieve y los boyardos blancos.
César Vallejo parece ausente y está empapado, como si llevase escondidos, en los bolsillos de su chaqueta, toda la lluvia de Lima y un aguacero de España.
Santiago de Chile, convento de la Preciosa Sangre: arden las cartas de amor en todas las direcciones, pero en una sola lengua. Si el mar se vertiera a tiempo, las haría inmortales en los ojos de Teresa.
Sobre el tornasol de mármol, de un velador del Retiro, continúa escribiendo Valle-Inclán esta vivencia. Cuando la arroje al estanque, abrirán los cormoranes envergaduras de águilas y seguirán las palabras el camino del mestizaje.
 
Rafael F. P.
(XIV Antología)