miércoles, 16 de junio de 2021

ANTOLOGÍA 2020: ¡SALVE, SOLANUM TUBEROSUM!

 



¡SALVE, SOLANUM TUBEROSUM!

 
Nacida salvaje, amerindia y libre en el altiplano de Perú y las tierras del norte boliviano. En las proximidades del Titicaca alcanzó su domesticada madurez muchos milenios ha. Por gracia de los conquistadores españoles o por su antónimo opresor, su estirpe se hizo mestiza hace cinco siglos. Y en solo dos más un gabacho, cómo no, la convirtió en toda una celebridad para el mercado internacional. Desde entonces posee la piel mulata y el interior caucásico. Pocos humanos existen en el planeta que no hayan probado la suculencia que ofrecen las curvas de su cuerpo y no hay obra que se considere mayor que no haga referencia a sus cualidades. Desde Galdós a César Vallejo, desde Frida a Dolores Varo, desde Arturo Ripstein a Buñuel, raro es el creador que pierde la oportunidad de darle un papel en su obra. Por pequeño o secundario que sea, ella siempre aparece para deleitar con sus sabrosas propiedades. La preciada, la eterna, la ecuménica. Un mestizaje de muchos nombres, casi tantos como la infinidad de lugares que la admiran con goce. Y son legión, créeme. Así ch´uqi y amqa en aimara, akshu para algunos quechuas y papa en otras voces del mismo idioma, poñü sería para un mapuche y ponme de terre si eres un francés remilgado, trunfa dirían los aragoneses cerrados y kartoffel en las extremas tierras heladas de Rusia. Pero si hay un apodo por excelencia numeroso, usado para denominar a esta dama que mezcla tantas culturas y etnias en su universalizado bulbo, es el hispanohablante «patata».
 
Roberto M. R.
(XIV Antología)


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