«… Así que cuando, hostigados en Sevilla, Abdel
nos propuso venir con él a Toledo, no lo pensamos en exceso. Aquí Shemuel podrá
seguir aprendiendo de él el uso del cuadrante y el astrolabio. Y si mi vástago
no logra ser astrónomo, tal vez llegue a trabajar como traductor, puesto que
comprende el árabe, romance y latín…» (pág. 112, Luis Jorge Trigueros,
«Toldoth»).
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