«…
Anhelo tu sonrisa, tus latitudes, tu color… Y quisiera que, al dirigir mi
mirada a la tuya, pudieras contagiarme de una tierra que visité hace años, que
rezuma hispanidad y que tú ya no conoces» (pág. 212, Sonia M.ª Saavedra de
Santiago, «Contágiame de tu tierra»).
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